Las Ideas Santas 

En la tradición del Eneagrama, cuando hablamos de Ideas Santas hablamos de nueve visiones o perspectivas de la realidad “absoluta”, y esta realidad “absoluta” hace referencia al “TODO”, a nosotros mismos y al mundo alrededor de nosotros, aquello que se puede llamar el universo, el cosmos, la energía de lo que todo está hecho, etc…

Desde una perspectiva espiritual, nuestra visión de la realidad absoluta se ve nublada por los velos de la personalidad, la estructura que empezamos a desarrollar desde muy pequeños y con la que aprendemos a funcionar en relación a los demás. Conforme creamos nuestra personalidad vamos perdiendo el contacto con la visión de las Ideas Santas y en su lugar desarrollamos una fijación, una perspectiva fija determinada, que es como se nos aparece la realidad sin las Ideas Santas, además desarrollamos las pasiones, que son las emociones, la atmósfera emocional que caracteriza nuestra alma, lo que experimentamos como nuestra conciencia, a lo que aludimos cuando decimos “yo”.

El alma se oscurece con las diferentes capas de la personalidad, pero a través de un trabajo interno podemos conseguir mayor claridad y volver a experimentar las Idea Santas de nuevo, lo que significa recuperar el contacto con nuestra verdadera naturaleza, y es esta la manera en que conseguiremos dejar de sentirnos deficientes o vacíos, por lo tanto la liberación definitiva de nuestra fijación, de nuestro eneatipo, sólo es posible mediante la experimentación vivencial de la correspondiente Idea Santa.

Cuando hablamos de Ideas Santas pensamos en cómo la realidad se nos aparecería si no tuviéramos un ego, y aunque poseemos las nueve, nacemos con una mayor sensibilidad a una de ellas y ésta es la que va a determinar nuestro eneatipo, pues es la que se va a ver más afectada por la insuficiencia de la experiencia temprana, por esto pensamos que nuestro eneatipo está determinado al nacer, y es, por lo tanto, independiente de las circunstancias de nuestra vida.

ENEATIPO 8:

SANTA   VERDAD

 La consciencia de que el cosmos objetivamente existe en este momento; de que su existencia es su propia definición, y de que prosigue, lo comprenda o no un individuo; y de que el individuo experimenta la verdad de la Realidad de un modo más completo cuando ve cada momento de un modo fresco, sin preconcepciones sobre lo que debe suceder.

                                                                                                             Ichazo, 1972

 

 La Santa Verdad, la Idea Santa del punto Ocho, es la percepción de la experiencia directa de que la realidad es una Unidad, que todo es Uno, que todo es Ser. Las divisiones que vemos son ilusiones de nuestra mente, al igual que todos los niveles de la realidad están hechos de la misma cosa, el mundo físico, el mundo de nuestra personalidad, que es una realidad virtual, y todas las dimensiones de la Verdadera Naturaleza, son una misma cosa. Todo lo que podemos experimentar es parte de un Todo, las típicas dicotomías que tenemos en nuestra mente, el espíritu y la materia, el hombre y Dios, la humanidad y la trinidad, el hombre y la mujer, etc.., cuando percibimos esta Idea Santa reconocemos que hay una Verdad mucho más profunda. Que la Verdad es que somos divinos y cada parte de nosotros mismos es divina, esta es la perspectiva de las tradiciones espirituales que están enraizadas en la no-dualidad.        Esto se enfrenta a la realidad que todos compartimos, que se basa en la identificación temprana con el cuerpo, pues verdaderamente cuando miro mi cuerpo o el cuerpo de otra persona y miro cualquier objeto, lo que veo son formas separadas, por lo que cuando se forma la estructura del Ego y vemos las formas separadas entendemos que estamos separados. Esta Idea Santa dice que no, que las formas sí están separadas y localizadas en diferentes sitios del espacio, que son formas únicas y lo serán siempre, pero todos, y todo, está hecho de la misma cosa.

La sensación de pérdida de esta Idea Santa nos lleva a la dualidad y hace surgir la experiencia de que estamos separados, que el cuerpo y el alma son cosas diferentes y que mi naturaleza humana y la naturaleza del Ser están separados, y esto es un proceso por el que todo ser humano tiene que pasar.

Cuando nacemos lo que experimentamos es que somos Uno con la Verdadera Naturaleza, pero como aún no hemos desarrollado la conciencia reflexiva, no somos conscientes de esta experiencia,  después, según nos vamos haciendo conscientes de nuestros cuerpos llegamos a creer que en realidad nuestros cuerpos es lo que somos. Esta es la experiencia fundamental y más profunda del Ego y explica porqué la gente tiene miedo a la muerte.

Las enseñanzas espirituales a través de los siglos nos dicen que no es verdad, que en realidad estamos habitando este cuerpo durante un tiempo y cuando se acaba éste nos movemos a otro sitio.

Cuando perdemos la Santa Verdad, perdemos la sensación de Unidad y parece que hemos perdido lo sagrado, lo santo, lo que es santo parece que se nos ha escapado, y comenzamos a creer que no somos sagrados y entonces damos un paso más, si no somos sagrados es que somos malos y adicionalmente empezamos a culparnos a nosotros mismos, éste es el núcleo de la fijación del punto Ocho. Hemos pedido nuestra sacralidad o santidad y tiene que haber alguien a quien echarle la culpa, si fuéramos un Ocho desarrollamos una visión de la realidad que está enraizada en el sentimiento de auto-culpa.

Para una persona que se identifique con un tipo 8, la cual será más sensible a esta Idea Santa, el típico patrón es que lo único cierto son las cosas con las que nuestros cinco sentidos pueden tomar contacto, todo lo demás no es real, no existe, y esto se debe a su identificación con el cuerpo.  Para ellos la manera en cómo ven las cosas es la verdad, y lo demás mentira, o es blanco o negro, o bueno o malo, y el impulso hacia la verdad es muy fuerte en un Ocho, aunque en este caso es hacia su visión egoica de“la verdad”.

ENEATIPO 5:

SANTA   OMNISCIENCIA

La consciencia de que debido a que cada individuo está íntimamente conectado con todo el cosmos mediante el funcionamiento de las leyes objetivas en el seno de sus cuerpos, de que no existe separación o alienación excepto en forma de alucinación mental. Puesto que las leyes cósmicas gobiernan todos los aspectos de nosotros mismos, no hay posibilidad de esconderse del Cosmos, o de eludir los resultados de los procesos naturales. Cuando lo comprendemos, estamos totalmente en paz con nuestro pasado.

                                                                                             Ichazo, 1972                       

 

 La Santa Omnisciencia nos dice que para conocer la totalidad de la realidad todo lo que tenemos que hacer es lo que Buda hizo, mirar hacia dentro y explorar nuestra realidad interna, porque si es cierto que somos parte de la totalidad, entonces es posible conocer todo el Universo desde nuestra propia psique, la palabra Omnisciencia significa saberlo todo.

Podemos decir que la Santa Verdad es la experiencia de la Unidad, mientras que la Santa Omnisciencia es la Experiencia del Unicidad, la sensación de que todo está interconectado y de que no está separado, de que todo conforma la realidad única del Universo. Sería como contemplar la Santa Verdad desde el punto de vista del ser humano, desde una parte diferenciada del Todo del que formamos parte.

Cuando nos miramos a nosotros mismos vemos la totalidad del Ser, así que desde la perspectiva de esta Idea Santa el viaje interno es una forma de conocernos a nosotros mismos, de experimentar lo que somos. Según vamos adquiriendo la habilidad de ver esta realidad interna, con el tiempo descubrimos que hay estructuras  en la forma en que vemos la realidad y cómo la experimentamos, estamos viendo a través de una lente empañada, compuesta de estructuras mentales, -el Ego-, y tal y como dijo Buda esta no es la última realidad, y podemos descubrir eso internamente sintiendo los constructos y las creencias, y cuando decimos sentir nos referimos a sentirlas en el cuerpo, las podemos encontrar en nuestra forma de movernos, en nuestros patrones emocionales y conductuales. Desde una perspectiva espiritual no son una realidad definitiva, sino una realidad relativa, la personalidad tiene sus propios límites, sus aristas, el sentido de ser alguien separado parece muy real pero sólo si nos creemos que esto es verdad.

La Santa Omnisciencia por un lado nos dice que para conocer el Todo necesitamos conocernos a nosotros mismos y por otra parte nos dice algo mucho más complejo, que cada cosa que existe, incluidos nosotros mismos, es la Mente Universal.

La pérdida de esta Idea Santa, que comienza cuando nos identificamos con el cuerpo, es que somos definitivamente entidades separadas, y esto nos lleva a una sensación interna de deficiencia que se caracteriza por una sensación de vacío, de carencia, de no tener, y surge la necesidad de aferrarme a lo que tengo, y esto nos lleva a la pasión del punto Cinco, la Avaricia. Y por eso la tendencia del Cinco es meterse dentro de sí mismo, desapegarse y que no se pongan demasiadas exigencias en él, porque lleva implícita la creencia de que si pone demasiada energía en lo que hace puede perder lo poco que tiene para sí mismo. Esta sensación interna de deficiencia y de empobrecimiento es la que lleva al Cinco a retirarse.

ENEATIPO 2:                            

SANTA   VOLUNTAD 

 El darnos cuenta de que la Realidad, moviéndose en una dirección y según leyes naturales fijas, fluye con cierta fuerza. El modo más fácil de manejar dicha fuerza es desplazarse con ella. Esta es la verdadera Libertad.

                                                                                                          Ichazo, 1972

          

La percepción o la visión de la Santa Voluntad es que todo lo que ocurre dentro de nosotros mismos y en la totalidad de la Realidad es la expresión de la Santa Verdad, y esta es una sola Unidad. Como vimos en el punto Cinco, es una ilusión el experimentarnos a nosotros mismo como definitivamente separados, de manera que también es una ilusión el que cada uno de nosotros tenga una voluntad propia para hacer que las cosas sucedan de manera independiente de las cosas que suceden en la totalidad del Universo.

Para la mayoría de nosotros esto es un concepto muy retador, ya que pensamos que hacemos que las cosas sucedan por nosotros mismos y que la supervivencia radica en ejercer nuestra voluntad, esta Idea Santa nos dice que aunque las cosas pueden parecer de esta forma en la superficie y que podemos incluso sentirlas de esta forma, hay una verdad mucho más profunda, nuestra voluntad no puede separarse de la voluntad divina, de la voluntad del Universo del cual nosotros somos una parte. Para poder entender esto hay que entender que todo lo que existe es una manifestación de la Verdadera Naturaleza, y que ésta siempre está cambiando, siempre se está transformando, de manera que el cambio y el movimiento está inseparablemente unidos a la capacidad de percibir y nosotros formamos parte de esta fuerza del flujo de la realidad, no porque fluyamos con ella, no hay ninguna separación, sino que somos parte de este despliegue único.

Esto nos hace pensar en la pregunta sobre si existe entonces la libre voluntad, el libre albedrío, si miramos de un punto de vista más profundo tenemos que ver que no, que aunque pueda parecer que estamos eligiendo algo, en realidad es la Verdadera Naturaleza la que toma la decisión, podemos sentir que nosotros tomamos las decisiones, pero desde la perspectiva de la Santa Voluntad, hay una inteligencia detrás de la forma en que se desenvuelve todo.

Para orientarnos a nosotros mismos teniendo en cuenta la Santa Voluntad debemos tratar de permitir todo lo que esté ocurriendo en nuestro interior, sin tratar de manipular la realidad interna ni externa, lo cual no significa no hacer las cosas que hay que hacer, sino confiar en que las cosas se desarrollan de la manera que tienen que desarrollarse y que nosotros tenemos que aportar la parte que nos toca, el reconocer que nuestra voluntad forma parte de la voluntad del todo nos proporciona la verdadera libertad.

Con la pérdida de esta Idea Santa desarrollamos la sensación, la convicción de que somos una entidad separada con voluntad propia, y sobre todo si en la infancia estábamos predispuestos a ser un tipo Dos desarrollamos la idea y la fijación de que las cosas no estaban pasando como a nosotros nos gustaría que pasaran, y en respuesta a esto nuestra experiencia es que nuestras necesidades no están siendo satisfechas, y que tenemos que conseguir que se satisfagan a través de nuestra propia voluntad.

Desde la perspectiva de un Dos la clave del sufrimiento nace de intentar cambiar lo que está dentro de nosotros, cambiar lo que está pasando, protestar, quejarnos y darnos pena cuando las cosas no van de la manera que queremos que vayan.

El Orgullo, que es la pasión de los Doses, está enraizada en la creencia de que puedo hacer que las cosas pasen de la manera que quiero que pasen.

ENEATIPO 1:

SANTA   PERFECCIÓN

  La conciencia de que la Realidad es un proceso, que tiene dirección y propósito. En el seno de dicho movimiento cada momento está conectado por el proceso de la propia meta, y por tanto es perfecto.

                                                                                                                   Ichazo, 1972

La Idea Santa del punto Uno es la Santa Perfección y lo que nos dice es que todo es inherentemente correcto. Esto para la mayoría de personas es difícil de captar y de aceptar pues nuestra mente ve fallos y defectos por todas partes, y esto es lo que apunta a la falta de percepción de la Santa Perfección. Si consideramos, sin embargo, que todo es Ser, que todo es la Verdadera Naturaleza y que la verdadera naturaleza es positiva, entonces tenemos que comprender que todo sea absolutamente correcto, esta Idea Santa nos dice que todo es divino, y cuando tenemos un entendimiento o una visión de la Santa Perfección, comenzamos a ver que todo está bien tal y como está, no se necesita quitar ni añadir nada.

Para ver el mundo desde esta perspectiva, hemos de estar en el momento, en contacto con nuestra presencia, experimentando las cosas al instante, sin pensar en términos de pasado y futuro, simplemente aquí, en el ahora, cuando lo comprobamos existe una certeza, un conocimiento innato, de que así son las cosas.

Cuando pensamos en la naturaleza de todas las cosas, debemos verla sin prejuicios ni preferencias, debemos ver las cosas tal y como son, para ver y entender la Santa Perfección tenemos que dejar de comparar una cosa con otra, tenemos que abandonar las ideas de cómo deberían ser las cosas.

Incluso cuando nos observamos a nosotros mismos podemos ver que el desarrollo, el abrirse, no ocurre tratando de mejorarnos a nosotros mismos, porque el simple hecho de intentar mejorarnos implica un rechazo de lo que somos, y todos nosotros sufrimos de una forma u otra con los juicios de cómo deberíamos ser, tenemos una idea en nuestras mentes, una imagen, sobre lo que es la perfección y siempre nos estamos midiendo con esa imagen y lo pasamos muy mal si no encajamos con ella. Al final ponemos todo el empeño en ser diferentes y desde el ángulo de la Santa Perfección esta es la fuente de nuestro sufrimiento.

Para alguien que sea una tipo Uno todas las vicisitudes que pasan en la infancia temprana, que son fases inevitables del desarrollo, nos separan de la sensación de que estamos bien tal y como estamos

y como somos, e interpretamos la actitud de nuestros padres como falta de cariño, falta de amor, de atención, etc.., lo cual significa que algo está mal o que algo nos falta, que no hacemos las cosas de forma correcta ni somos correctos. El resultado de todo esto es que comenzamos a tratar de ser mejores y desarrollamos la idea fija de que hay algo que está mal en alguna parte y necesita ser reparado. Esto nos lleva a luchar por una perfección, que según esta Idea Santa, nunca se consigue, y la razón es que no se puede conseguir porque cuando intentas hacer algo o a alguien perfecto, y de hecho ya lo es, nada puedes cambiar.

Por lo tanto, la moral que hay detrás de la Santa Perfección, o el aprendizaje que podemos hacer de ella, es que lo único que tenemos que hacer es descubrir nuestra perfección, para encontrar lo que está bien dentro de nosotros y dejar de enfocarnos en lo que creemos que está mal.

ENEATIPO 7:                            

SANTO   PLAN                           

La consciencia de que la Realidad existe como sucesión de momentos, cada uno de ellos experimentado como “el presente”, y que sólo existiendo en el presente podemos experimentar el constante despliegue del Cosmos. Sólo trabajando en el presente podemos llevar a cabo el trabajo real y conseguir resultados reales.                                                                                                                                 Ichazo, 1972

La Idea Santa para el punto Siete es el Santo Plan, y nos dice que todo cambia, que todo evoluciona, que todo se transforma, incluidos nosotros mismos, de acuerdo a un diseño inherente.

Esta Idea Santa fluye naturalmente de la Santa Perfección, hay una perfección en la forma en que los seres humanos nos desarrollamos y lo difícil es hacerlo aparecer, hacerlo dentro de nosotros mismos.

Se trata de la percepción de que la Realidad no se desarrolla de forma arbitraria ni caótica, sino que sigue un detallado programa cósmico, que el Universo tiene una inteligencia fundamental, y que ésta se refleja en sus movimientos, que todo lo que ocurre y llega a existir es el resultado del trabajo de esa inteligencia. Por ejemplo, el capullo de una mariposa contiene un diseño inherente según el cual se va a convertir en una mariposa. El embrión humano se convierte en un bebé y un bebé se convierte en un niño que gradualmente crece y que después va a desarrollar una personalidad, y más adelante es muy posible que como parte de ese diseño sienta un impulso de trascender más allá de esa estructura de Ego, desde la perspectiva de esta Idea Santa, estos desarrollos son inherentes a un ser humano y ello sucede de una forma natural, si lo dejamos.

Si percibimos la perspectiva de este diseño veremos que no necesitamos tener nuestros propios planes, no necesitamos crear fantasías de cómo queremos que sean las cosas, simplemente debemos confiar y mantenernos en el presente, no es necesario que veamos a dónde nos lleva pues todo acontece en el momento presente y es ahí donde tenemos que actuar pues este proceso tiene su propia inteligencia y se manifiesta a través de nosotros. Si mantenemos la confianza básica nos permitiremos estar presentes en esta continuidad del Ser, donde se produce el despliegue de nuestros recursos naturales, incluyendo todos los aspectos esenciales, inteligencias y percepciones, así como el hecho de comprender lo que se debe hacer.

Otra forma de mirar esta Idea Santa es que podemos descubrir la Santa Perfección a través de estar en la inmediatez de nuestra experiencia del aquí y ahora, y no tratar de juzgarla o cambiarla, lo cual no significa que no  intentemos entender la experiencia. Esta Idea Santa tiene que ver con poner la Santa Perfección en marcha para nosotros como seres humanos.

La pérdida de esta Idea Santa nos lleva a la creencia de que en algún momento nuestra alma está desconectada de esta posibilidad de apertura, de despliegue, por ello un tipo Siete suele estar muy ocupados intentando imaginar en su mente cómo debe ser el proceso para lograr estar donde quieren estar, son muy buenos imaginando planes, y para ellos si lo pueden imaginar es que puede ser una realidad. Son muy buenos imaginando cómo unas cosas encajan con otras, cómo funcionan los sistemas y cómo se pueden sintetizar todos en uno, y todo lo conectan con su propio plan, sin embargo trabajan en un futuro hipotético e imaginado, que sólo existe en sus mentes y que la mayoría de veces no se convierte en lo que ellos esperaban.

De manera que más que cualquier otro, los Siete tiene que aprender  a permanecer en el ahora y olvidarse de las imágenes de su mente, en qué es lo que podría pasar, cómo podría ser, etc.. a deshacerse de esa tendencia a creer que si pueden dibujar algo en su mente ese algo es real.

 

ENEATIPO 4:

SANTO   ORIGEN

 La consciencia de que todos los individuos han nacido a resultas de leyes naturales y objetivas, y de que dichas leyes siguen operando a lo largo de sus vidas. Puesto que todas estas leyes están interconectadas, cada individuo tiene siempre una íntima conexión física con la Totalidad de la Realidad: el Cosmos. A partir de ahí surge la verdadera originalidad.

                                                                                                                                 Ichazo, 1972

El Santo Origen, como todas las Ideas Santas de esta esquina del Eneagrama, tiene que ver con cómo ocurren las cosas, con el funcionamiento de la realidad y de nosotros mismos, y lo que nos dice es que todo lo que ocurre está conectado a la misma fuente de donde ha surgido.

 Desde una perspectiva espiritual vemos que todo surge de la base del Ser, de modo que podemos experimentar el Santo Origen como las cosas que surgen, se manifiestan y se vuelven a no manifestar en la no-existencia, de una forma equivalente a como sucede según la teoría científica del Big Bang.  Otra manera de decirlo es que cuando experimentamos la profundidad de quienes somos y qué somos llegamos a un punto donde la mente no puede ir, y que esto siempre permanece siendo un misterio. Desde este nivel de comprensión vemos que la verdad es que nunca nos separamos de nuestra Verdadera Naturaleza, aunque parezca que hayamos perdido contacto, cuando recordamos nuestra primera infancia muchos de nosotros tenemos unos recuerdos, más o menos conscientes, de una profunda sensación de conexión y al crecer parece que perdemos el contacto, sin embargo el Santo Origen nos dice que no es así, que nunca perdemos el contacto, que somos Verdadera Naturaleza y esta está siempre en nosotros, es la fuente de la que nunca nos vamos y que nunca nos abandona.

 La pérdida de esta Idea Santa se manifiesta en una experiencia de haber sido abandonados por nuestra naturaleza fundamental, y si uno es un tipo Cuatro, la interpretación de la pérdida de contacto con el Ser que sucede gradualmente según se va desarrollando la estructura del Ego es que hemos sido abandonados. Y la historia que el Cuatro continúa contándose a sí mismo es que la razón por la que me han abandonado es porque hay algo que está mal dentro de mí.

Esta sensación de tener algo erróneo, similar a la del punto Uno pero más desagradable, lleva al tipo Cuatro a tratar de controlarse a sí mismos, a controlar su experiencia interna para no experimentar la falta, para no sentir el abandono, y se manifiesta en un intento de ser originales, auténticos, de sentir de una manera muy profunda.  Sin embargo el resultado es un abandonarse a ellos mismos, de vivir con una sensación de que lo que tienen o lo que son los demás es mejor, de ver la Santa Perfección en los demás y no en sí mismos, en un “como no soy perfecto me dejo ir”.

Y para los Cuatro esto es lo que hay que trabajar, lo que hay que cambiar, volverse hacia uno mismo y ver que no hay nada malo en mí.

 

ENEATIPO 9:

 SANTO   AMOR

La consciencia que piensa que las leyes que gobiernan la realidad son objetivas y que no son frías, puesto que dichas leyes cósmicas conducen inevitablemente a la creación de vida orgánica, y la Vida misma, como cualquier fenómeno natural, satisface un propósito cósmico. Tan pronto como se destruye el mecanismo de palabras de la mente, aparece el amor, la condición natural de la mente. El Amor empieza en el instante en que un hombre contempla la Creación y dice: “Gracias, Dios”. Todos los hombres experimentan esto de algún modo, ningún animal puede sentirlo. Sólo el hombre puede saber que todo proviene de Dios.

                                                                                                           Ichazo, 1972.

El Amor Santo nos dice que la naturaleza de la realidad, nuestra verdadera naturaleza, es puro amor. Nos dice que cada vez que experimentamos un estado de verdadera naturaleza experimentamos una sensación de bondad y es verdaderamente la razón por la que los buscadores espirituales, a lo largo de los tiempos, han trabajado intentando conectar con su verdadera naturaleza, porque cuando la experimentamos aparece la experiencia de estar en contacto con lo sagrado, con algo más elevado. El Amor Santo dice que la cualidad intrínseca interna de lo que somos es maravilloso, es agradable y el contacto con este aspecto de nosotros nos hace ser mejores. Siempre que tenemos una experiencia en la que nos movemos más allá de nuestra personalidad, más allá de nuestro Ego, la percibimos como positiva, como una sensación amorosa, y esta positividad no es por causa de nada, no es condicional, es una experiencia sentida y no es conceptual.

Para experimentar la positividad incondicional de lo que somos, necesitamos alejarnos de nuestras mentes que dicotomizan las cosas entre bueno y malo.

La pérdida de esta Idea Santa nos lleva a la creencia de que el amor es condicional, es decir, que hay que cumplir con determinadas condiciones para que el amor esté presente en nosotros, nos lleva a la creencia de que el amor es algo que puede estar en un sitio y no en otro. Esto tiene como resultado el acabar creyendo que algunas personas son amables y amorosas y otras no son dignas de ser amadas, pero si vemos las cosas sin las restricciones del Ego veremos que es imposible para cualquier cosa que no esté hecha de bondad.

Muchas personas sufren de un sentimiento de no ser amados, de no tener una sensación de valor fundamental, y la mayoría de nosotros tratamos de hacer cosas que nos hagan más dignos de amor, puesto que hemos perdido el contacto con esta capacidad de ser amados que tenemos. La interpretación que hace el tipo Nueve de esto es que yo soy inferior en alguna manera, ya que no tengo lo que los demás tienen, y ese amor que reside en otra parte en vez de en mí, y el resultado es que sienten que no son realmente importantes, que los demás son especiales, por lo que la tendencia para ellos es de retirarse y difuminarse detrás. Obviamente sentir que se es inferior y que se carece de valor es muy doloroso, y la forma en que los Nueves soportan esto es mediante el auto-olvido, desconectando de sí mismos y poniendo la atención en el exterior.

                                     

ENEATIPO 6:

SANTA   FE

 La consciencia de que el Cosmos es un mecanismo que se autorregula, que existe en un estado de equilibrio, y que mientras las leyes objetivas que gobiernan este equilibrio sean respetadas, un individuo puede estar en un estado de armonía con la Realidad, yendo hacia su propia plenitud personal. La Fe es una Idea Santa, no una creencia. Se trata de la certeza de que cada uno de nosotros posee una Esencia y que dicha Esencia, que proviene de Dios, pertenece a Dios.

                                                                                                              Ichazo, 1972

La Santa Fe es el efecto del reconocimiento de que la fortaleza de nuestra alma es su verdadera naturaleza, y nos dice que la experiencia de quien soy y lo que soy tiene una base bajo ello, que hay algo inherentemente sólido, algo que no puede ser destruido, que la verdadera naturaleza es la parte de nosotros que no puede ser dañada, no puede ser herida, y que para saber esto tenemos que tener contacto con esta dimensión de nosotros mismos. La palabra “fe” se usa aquí de una manera diferente a la habitual, normalmente cuando usamos la palabra fe hablamos de una idea mental o una creencia, que no conocemos por nuestra experiencia directa, pero creemos, tenemos “fe” en que es verdad. El sentido en que aquí se usa “fe” es como conocimiento directo, la Santa Fe surge de tener la experiencia directa y existe más allá de cualquier creencia construida.

Para desarrollar la Fe Santa hemos de tener la experiencia de la Esencia en nosotros y hemos de trabajar con las barreras que nos impiden alcanzarla. Aquí  el reconocimiento es admitir que lo que soy es Verdadera Naturaleza, es un conocimiento en el corazón, y la Santa Fe surge de experiencias repetidas de contacto con la base del Ser. Obviamente para tener este tipo de fe hay que alcanzar un “darse cuenta” muy profundo y cuando lo tenemos, sabemos que nunca nacimos y que nunca moriremos.

La ausencia de esta Idea Santa nos deja sin fe en la bondad fundamental de la humanidad, perdemos la fe en nosotros mismos y perdemos la fe en los demás y llegamos a creer que las personas son inherentemente egoístas, que buscan lo suyo y que están completamente volcados en su propio beneficio.

El mundo, especialmente si se es un tipo Seis, se convierte en una jungla en la que sólo sobrevive el más adaptado, y esto hace que nos volvamos cínicos, dudamos de nuestras motivaciones y de las motivaciones de los demás, y somos ciegos a la bondad y el deseo profundo que los demás puedan tener para apoyar lo que es positivo.

La realidad con la que vamos conviviendo es una realidad impregnada de miedo en la que estamos asustados, tenemos impulsos y no confiamos en ellos, porque tenemos dudas de dónde surgen, y esto se transforma en grandes dificultades para tomar decisiones. El sentido interno de certeza se ha perdido y se experimenta una gran cantidad de inseguridad dentro de sí.

ENEATIPO 3:

SANTA   LEY

 La consciencia de que no hay excepciones a las leyes naturales que gobiernan el Cosmos y que dichas leyes son totalmente objetivas y que operan como una unidad intercomunicada. La ley superior es la totalidad de la Realidad misma. La certeza en la objetividad y en la total pertinencia de dichas leyes es la verdadera esperanza.

                                                                                                                  Ichazo, 1972

Esta Idea Santa nos dice que la totalidad que veíamos en el punto Ocho, la Santa Verdad, cambia como un todo. Todos los cambios que vemos en una parte del Universo son parte de este tejido total que cambia y se mueve, la percepción aquí es que toda la existencia cambia y se transforma como un todo, y con la constancia de este cambio no hay ningún evento que sea aislado, de manera que todo lo que ocurre está conectado con todo el tejido de la Realidad, que a su vez está cambiando, podemos decir que hay un cambio continuo de los patrones que aparecen.

Desde la perspectiva iluminada del punto Tres esto es un flujo continuo del Ser, y el Ser no puede percibirse sino es bajo el cambio de las formas, si no hay cambio no hay percepción.

Es aquí que la Santa Ley nos dice que todo lo que hacemos como seres humanos tiene un efecto, porque todo lo que hacemos es parte  del tejido en que está englobado todo. Si esto es así nunca podemos hacer nada que sea independiente, en el sentido de que todas las acciones siempre tienen un efecto.

Puesto que lo que sucede en un lugar es parte del patrón de toda la Realidad podemos sentir que existe una armonía subyacente y que si actuamos de forma armónica con la Realidad, experimentaremos una sensación de paz y de libertad, sin embargo, si actuamos por nuestra cuenta experimentaremos discordia. Si entendemos esto en nuestra experiencia directa, las cosas que suceden en nuestra vida, y que suponen un reto, no se ven tan difíciles, y tenemos el sentimiento de confianza de que las cosas saldrán bien.

La pérdida de esta Idea Santa, especialmente si estamos dispuestos a ser un tipo Tres, nos lleva a la creencia de que somos independientes, de que somos hacedores independientes y separados. Así que creemos que tenemos que hacer que nuestra vida suceda y que tenemos que cuidar de nosotros mismos porque realmente estamos soportando nuestra existencia nosotros solos, por lo que, si entendemos la pérdida de esta Idea Santa, vemos que cuando perdemos la percepción de lo divino intentamos ser divinos nosotros, poniéndolo todo en marcha, creyendo realmente que nos corresponde a nosotros.

Puesto que las personas del tipo Tres piensan que todo está en sus manos y debido a que no consiguen que todo suceda, desarrollan una sensación de fallo, de incompetencia, que es un sentimiento muy profundo de deficiencia y es una sensación interna de que estando siempre ocupados, esta sensación no aparece. Se trata de una necesidad compulsiva de estar ocupados, es como si fueran atletas que están sosteniendo el mundo y que, si dejan de hacerlo, les preocupa que el mundo se desmorone, por eso es porque siente que tienen que hacer todo ellos y por ellos mismos.

 

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